Ya basta de tonterías ¡Atrévete a pensar!

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Vídeo emitido en el Personal Branding Day 2019.

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Hater de la motivación

Atrévete a pensar, me da vueltas desde hace semanas.

El que me conoce sabrá que soy un poco hater de la motivación. No puedo con las frases bonitas de los amaneceres de Facebook e Instagram, ese placebo que nos saca una sonrisa en los peores momentos. Y quede constancia que, si a la gente le hace feliz, pues perfecto. ¿Qué hay más importante en la vida que ser feliz?

Dicen que el que es feliz hace feliz a los demás, y eso sí me lo creo.

Pero yo no creo en la motivación banal, en lo que sí creo es en tener metas, medir tu capacidad para conseguirlas, tener o adquirir las necesarias para llegar hasta ellas. Y sobre todo hacer algo cada día, sí cada día, para conseguirlo. Y mantener vivo el espíritu crítico. Y se trata de atreverse a pensar.

No es garantía de éxito, pero aumenta la probabilidad de conseguirlo. Es tener un plan, aunque necesitarás un plan B.

Filosofía e Historia del hombre

Últimamente leo mucha filosofía e Historia del hombre. La psicología, la antropología, la sociología, la filosofía, la historia, lejos de darte una perspectiva rancia de las cosas hace justo lo contrario.

Nos da criterio para juzgar si este presente, esta realidad, es buena, es justa, es necesaria, es útil para ser más felices. Es decir, busco yo las respuestas, no me quedao con las que te puedes encontrar en Facebook o en los libros de autoayuda.

Estas bases me dan una perspectiva diferente de las cosas, de la vida y sus eventos, mucho más equilibrada entre la razón y la emoción. Más independiente y menos manipulada.

Todo esto no es nada nuevo para mí, no es que haya visto la luz. Lo que busco es ordenar ideas y criterios, encontrar un modo de vivir y relacionarme en armonía entre el mundo y yo mismo.

Desde hace 12 años en que la vida me dio una gran bofetada aproveché para reflexionar qué me había pasado. Yo no era de reflexionar demasiado. Y reflexionar me refiero a algo más complejo que tomar decisiones. Reflexionar es preguntarme el porqué de las cosas, cómo me afectan, cómo ser feliz, qué será de mi… todo eso.

Creía que había aprendido. pero la vida me dio una segunda gran bofetada.Buscar una segunda oportunidad es hasta motivador (si me lo permites) pero una tercera oportunidad… eso ya no está en los manuales.

Anclar los pies en el suelo, y pensar

La situación me hizo volverme más práctico, anclar los pies en el suelo y cuestionarme muchas de las cosas, ideas, principios y sobre todo esas afirmaciones biensonantes que la sociedad acepta como buenas y te las pone hasta en la sopa. Se ha creado una falsa filosofía para encajar en el sistema y no cuestionarnos las cosas. Que pensemos lo menos posible y sigamos dentro del encaje.

¿Encaje de quién? No lo sé, supongo de la política, de la economía, del pensamiento liberal, del cambio climático, de la violencia de género, de la falta de ideologías… pero eso ahora no me preocupa.

Tal vez Netflix, Amazon, Twitter, Facebook, juegos on line, smartphone, oferta de ocio… mucha oferta para esforzarte poco.

Atrévete a pensar

¿Cuánto tiempo dedicas a leer? ¿Y a pensar acerca de aquello que lees? ¿Y a tomar conciencia de las cosas para cambiar o mejorar?

Pensar supone un gran esfuerzo mental, y no estamos programados para eso. La mente es compleja y tiende a no generar esfuerzos, a no consumir energía. Ya lo conté en el post No sobrevive el más fuerte, sino el más vago.

Cuando Kant promulgó a los cuatro vientos su demoledor “¡Atrévete a pensar!” sabía muy bien lo que decía.

Porque pensar necesita tiempo, criterio, vivencias, referentes… y un vivo espíritu crítico.

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