Liderazgo creativo

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La persona creativa

Queda muy bien decir eso de que todos tenemos nuestro lado creativo, porque todos tenemos nuestra disposición cerebral más o menos igual, y que simplemente algunos han desarrollado o practicado más el lado emocional e imaginativo que el racional y políticamente correcto.

Pero hay algo fundamental en mi opinión para definir a una persona creativa, y ese algo es la curiosidad.

La curiosidad tiene que ver con la proactividad y la actitud positiva, y significa preguntarse de qué están hechas cosas, por qué son como son, qué ocurriría si fueran de otra manera. Otra de las formas más visibles de la curiosidad es la de mezclar, y crear cosas nuevas a partir de las ya existentes, combinando formas y colores para llegar a resultados aún no resueltos.

Hay una curiosidad que es sobre las cosas que existen, y otras más onírica que es imaginar las que no existen: cosas diferentes, mundos sin crear, retos que nadie ha planteado. Es el mundo de la exploración, de lo virgen, lo inexistente, de traspasar fronteras: es la actitud.

Siempre he admirado a los que son capaces de hacer algo, por sencillo que parezca, que yo no sea capaz de hacer y a aquellos que han hecho o dicho algo que terminas pensando ¿y por qué no se me ha ocurrido a mí?

En esas cosas, en esas ideas, anida la creatividad, pero está en las personas. Observar su forma de analizar lo constatable, lo diferente, lo irreal o lo imposible. Conocer gente que no piensa como tú es la mejor fuente de inspiración, por eso viajar y descubrir otras culturas es un nutriente de alto impacto en la creatividad.

Siempre se ha vinculado la creatividad a personas con aire bohemio, extravagantes, especiales. No digo que en muchos casos no sea así, pues la presión de controlar la imaginación y las ganas de crear generan personalidades a veces complejas, altamente sensibles y con cierto desborde emocional. Pero lo cierto es que hay ocasiones en que estas personas derivan en individualismo y la crisis de la ansiedad obsesiva por crear como reto al que imposible resistirse, o por cumplir para otros.

Pero también las hay que, además de influir en los demás, y siendo más o menos creativas, mantienen un orden suficiente en su entorno que son capaces de atraer personas, de coordinarlas y de hacer fluir esa creatividad como forma de trabajo y expresión con cierto método. Y es ahí donde nace el liderazgo creativo.

El liderazgo y su versión creativa

Normalmente se vincula el liderazgo a las habilidades y recursos para dirigir, influenciar y tomar decisiones. Estas habilidades distinguen a las personas en los entornos laborales y los llevan a destacar en ellos; les permiten motivar, inspirar y coordinar las personas hacia un fin.

Ahora, si añadimos a estas habilidades la capacidad de fomentar el pensamiento crítico, de generar entorno vivos para la generación de nuevas ideas, de buscar nuevas soluciones, diferentes formas de resolver problemas o crear nuevos entornos de trabajo, asoma el liderazgo creativo.

Como dice Tim Brown, un genio de esto, “El liderazgo creativo no es sobre líderes que se vuelven más creativos. Es sobre individuos que fomentan la creatividad”. Luego aquí tenemos una primera lección; no hace falta ser creativo, sino promover la creatividad, guiar a las personas hacia el logro de un resultado de forma innovadora.

Partiendo de esta afirmación, que no tiene por qué se definitiva, podemos definir dos tipos o estilos de liderazgo creativo según la perspectiva:

  1. El estilo que facilita la materialización de la visión creativa del líder; es decir bajo un líder creativo.
  2. El liderazgo que promueve la creatividad en el equipo como forma de relacionarse y de aportar soluciones e ideas, o lo que es lo mismo, la gestión de un equipo creativo

La empresa creativa

Llegados a este punto hay muchas personas que piensan “Vale, creatividad, pero ¿creatividad para qué?”. Y entonces se empieza percibiendo la creatividad como algo complejo y molesto, poco útil, y se termina reduciendo la creatividad al campo del marketing y/o la publicidad. Craso error.

Fuera de estas disciplinas la creatividad aporta metodologías, valores, estilos de trabajo y de relaciones vinculados al pensamiento lateral, término acuñado por Edward Bono para definir el pensamiento “fuera de la caja” como lo contrario del pensamiento lógico, para aportar soluciones a veces poco previsibles a cualquier ámbito de una organización; financiero, de procesos, organizativo, de producción… En definitiva, el pensamiento lateral se basa en la creatividad y es el primer paso para la innovación.

Así que una organización creativa está dispuesta y comprometida en promover formas diferentes de analizar las cosas a través la participación, definiendo los espacios necesarios para trabajar desde esta perspectiva de pensamiento y acción, y valorar el talento de las personas que piensan de forma diferente, proponen mejoras en las cosas, hacen las cosas de forma menos parametrizada y previsible.

Las organizaciones excesivamente normativas o autoritarias, y poco abiertas al cambio, son el enemigo del pensamiento creativo, pues eso de “esto ser hace así porque siempre se ha hecho así…” o “Quién te ha dicho que pierdas el tiempo en eso…” es la antítesis de la mentalidad de cambio, la evolución y la innovación.

Porque innovar es algo más que instalar un nuevo CRM.

El líder creativo

Es fácil para una persona creativa diseñar y crear un entorno a su medida, pero no siempre es fácil encajar a un líder creativo en una empresa cuya esencia no lo es; suele acabar mal.

El líder creativo debe estar alineado con el ADN de la organización, sus valores, la visión del negocio o del proyecto. Debe trasladarla a su equipo con convencimiento para que sea conocida y asumida, y afrontar los desafíos que implica trabajar bajo un estilo creativo. Y si la organización no dispone de ese estilo, debe cambiar su esencia para que pueda funcionar. SI no es así, mejor ni intentarlo.

Si eres o te sientes creativo, y dispuesto a liderar desde este estilo, debes prepararte para estar a la altura de los desafíos, ya que son el entorno natural de trabajo. Supongo que sabrás la presión que significa que alguien, que normalmente no entiende la creatividad, espere una solución o propuesta creativa de manera urgente y con la mínima incertidumbre.

En mi opinión, y en mi experiencia, la creatividad diluye la presión cuando es compartida. Y no sólo es disuasoria en este sentido, sino que además el resultado es de mejor calidad.

Pero no solo hablamos de la creatividad individual, del francotirador de las ideas, sino de un equipo que analiza, comparte y propone la creatividad de forma colectiva.

La creación de equipos creativos

La creatividad en una organización no es un departamento especial, aislado, con sus normas más laxas y flexibles, sino que es una forma de trabajar, un estilo de comportamiento y de funcionamiento interno.

Así que lo que tratamos de aclarar es el papel de un líder para crear un equipo de cualquier área que trabaje desde el paradigma de la creatividad, y para eso el líder creativo debe:

  • Abrir los espacios físicos y mentales necesarios para la generación de nuevas ideas.
  • Escuchar todo y a todos, nunca sabes dónde está la idea o la solución. Y si no lo es, hay algo que podría ser el punto de partida.
  • Fomentar la participación y a la vez evitar la aparición de egos, muy abundantes en este mundo.
  • No condenar el error o las propuestas no válidas, pues es la actitud hacia la innovación.
  • Rodearse de un equipo compensado de roles y generar unión y cohesión, que son cosas diferentes, entre ellos. En los equipos creativos los roles muy parecidos podrían ser poco productivos y con dinámicas interpersonales difíciles de manejar.
  • Crear la cultura del trabajo bajo la creatividad como un camino para llegar a una meta, no como un fin en sí misma. Si la creatividad no soluciona un problema, la idea no sirve por original y fascinante que parezca.
  • Dotar a la planificación del trabajo de orden, método disciplina, aunque sea de una forma diferente a la habitual.

Qué triste que muchas empresas no entiendan el valor de la creatividad más allá de su simpleza al reducirla a la publicidad.

Qué pena que tantas personas creativas no hayan sido capaces de crear un equipo que les siga, que perdure en el tiempo y otorgue resultados originales y tangibles.

Qué lástima que tantas empresas redacten para su web aquello de “apostamos por la innovación” y lo reduzcan a la digitalización.

Pero lo realmente preocupante es asociar la creatividad solo a las personas creativas. ¿Dónde queda aquello de la inteligencia colectiva?

Larga vida a la creatividad.

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