Cada cual elige su camino. Y caminos hay muchos, tantos como formas de andarlos.

La vida tiene dos direcciones, la que va hacia delante y la que va hacia atrás. Porque el tiempo pasa irremediablemente. No se puede detener.

El tiempo vuela, a nadie espera. No es posible quedarse quieto, porque sería lo mismo que ir hacia atrás, y quedar en el olvido. O no hacer nada. Y el que nada hace nada le ocurre.

Si tu rumbo se dirige hacia delante puedes trazar tu propio camino, o puedes caminar sobre el camino que trazan los demás.

Tu camino es tu plan, con sus aciertos y errores, pero es tuyo. Y le marcas tu ritmo.

Si vas en sobre el camino de los demás, te llevará donde ellos quieran llevarte o donde ellos vayan. Quizás ni les importe dónde llegues, o dónde te pares.

Sé coherente, sé consecuente, sé auténtico. Vive a tu manera si es lo que deseas.

Elige tu propio camino, lleva tu propio ritmo. No te dejes llevar por la inercia, los delirios o las metas de los demás.

Ven a este lado de la carretera, el lado de la libertad personal. En este camino nadie espera y todos acompañan. Y si vas solo, disfruta del camino porque lo importante no siempre es la meta, sino disfrutar del recorrido.

Nadie dice que sea el más fácil. Pero es el tuyo.

Y si decides quedarte quieto, pues tampoco pasa nada. Es tu decisión.