El carisma: la luz que atrae.

el carisma en la marca personal

El carisma es uno de esos conceptos atractivos, y tan emocionales, que es complicada una definición clara, o al menos que sea común para todos.

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Qué es el carisma.

El carisma es, en opinión de los expertos en definir cosas, “la cualidad o el don natural que tiene una persona para atraer a los demás por su presencia, su palabra o su personalidad”.

No creo que sean los únicos, pero presencia, palabra y personalidad son tres palabras mayores, tres aspectos inherentes al carisma relacionados con la marca personal.

La presencia

A menudo la presencia se asocia a la elegancia, el porte, y según fuentes, a la belleza. Sin embargo, sabes muy bien que la belleza es relativa; es algo que nos hace ser atractivos a los demás, una forma de moverse, de estar, de comportarse. La forma en la que atiendes, escuchas o miras.

Habiendo quedado ya rancias las normas de etiqueta en la mayoría de las empresas, donde todos hemos de parecer lo más iguales posibles, la presencia queda a nuestra elección, y marca un estilo propio que deberá ser natural y coherente. Si no somos igual ¿qué manía hay en que lo parezcamos?

La presencia, en el carisma, es ese halo de luz que desprenden algunas personas, que las hace especiales, que les confiere un carácter diferente y superior. Que irradian luz, que te atraen, aunque no sepas bien por qué.

La palabra

Si hay un elemento con capacidad de seducción, capaz de convencer, de movilizar, de cambiar actitudes, es la palabra.

La palabra en el carisma es uno de los recursos más representativos en la persuasión. No sólo es referente al buen uso y disposición del vocabulario, de hablar para que nos entiendan, de ajustar en cada momento y cada oyente el mensaje más adecuado, en forma y fondo. Es también la voz, el tono, el timbre, la velocidad.

Así, palabra (o lenguaje), mensaje (composición, estilo) y voz (recurso auditivo), articulan una parte importante del carisma.

La personalidad

De forma genérica, la personalidad es el conjunto de rasgos y cualidades que configuran la manera de ser de una persona y la diferencian de las demás. Así que de momento ya tenemos la identidad y la diferencia como un aspecto fundamental.

De forma un poco más centrada en lo que aquí nos trae, por no liarnos, la personalidad puede sintetizarse como el conjunto de características o patrón de sentimientos, emociones y pensamientos ligados al comportamiento.

Hablamos entonces de pensamientos, emociones, sentimientos, actitudes y hábitos cada individuo, que persiste a lo largo del tiempo frente a distintas situaciones. Vaya, a lo largo del tiempo y de forma natural; o sea, coherencia.

El carisma en el liderazgo

Fue Max Weber uno de los primeros sociólogos en investigar el carisma en el liderazgo, planteándolo como una cualidad que lleva a una persona a ser colocada aparte de los hombres ordinarios y le asume dotado con energías y cualidades superiores o excepcionales. Me gustó mucho esta lectura.

Weber define el carisma como “un aspecto integrado en el entorno social que facilita la transmisión de emociones a otras personas que inspiran y promueven cambios en las personas y en su actitud”.

El sociólogo alemán hacía énfasis especial en que la importancia del carisma se encuentra en identificar el liderazgo en función de la autoridad que le confiere su posición y del uso que hace de ella. En esa línea nos plantea tres tipos de liderazgo según la forma en la que le ha sido concedido el poder:

  • Liderazgo institucional, obtenido por sus méritos adquiridos (puntos), por oposición o por elección (o por enchufe).
  • Liderazgo tradicional, otorgado por jerarquía o costumbre, más ligado a la empresa familiar, a la antigüedad o el propio peso del poder.
  • Liderazgo carismático o genuino, conferido por sus seguidores por respeto y admiración.

En este ámbito, el carisma, como la marca personal, se puede tener (en mayor o menor medida), pero necesita ser proyectado para generar un efecto en las personas, manteniendo fidelidad a unos valores, sacrificándose por el bien común, proyectando una visión de futuro colectivo y generando argumentos para creer en él.

El carisma y su lado oscuro

Pero este carisma tiene también su lado oscuro, que se produce cuando se traspasa el punto de equilibrio entre la humildad y la soberbia, lo que genera tendencia a la sobrevaloración de uno mismo y al narcisismo, que termina alejándolo de las personas y de la realidad.

El carisma, como en el Flautista de Hamelín, puede conseguir que una persona lleva a otras a través de un camino de fracaso y perdición. Es el caso de las sectas, de los dictadores, de los manipuladores.

Conclusiones sobre el carisma

En lo personal, identifica los rasgos que te definen como persona carismática. Averigua qué aspectos de tu personalidad, presencia y palabra hacen que los demás te escuchen y te admiren. Trabájalos, proyéctalos, sé tú mismo; único, sincero, coherente.

Cuando identifiques el carisma en los demás sé prudente. Averigua qué parte de verdad y nobleza hay en los mensajes, haz un seguimiento del recorrido, hacia dónde te lleva. Investiga si hay un lado oscuro antes de verte como víctima en un camino hacia la nada o de cómplice en un problema sin salida.

NOTA: comentando con algunas personas acerca de este artículo me apuntan que el carisma es algo más natural o menos complicado que todo esto, que una persona normal, sin ser líder, que cualquier amigo, un familiar… puede ser carismático total. Sí, totalmente de acuerdo. Sólo trato de explicarlo en un modelo de liderazgo carismático.

En todo caso, bendito carisma, benditas personas carismáticas.

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