Nunca trabajes para un jefe insoportable

Nunca trabajes para un jefe insoportable. Así se llamaba el libro que Patricia King, publicó en el año 92. Suena duro, lo sé, ya sonaba así cuando lo leí, pero no puedo evitar decir que Patricia tenía razón.

Hay muchísimas razones por las que abandonar un puesto de trabajo, una empresa, un proyecto. Muchas de ellas podrían superarse salvo una: un jefe insoportable (también llamado Jefe Tóxico).

Pobrecitos de aquellos dirigentes carentes de la más mínima sensibilidad hacia las personas, incapaces de dar algo de valor a cada palabra que dicen; arrogantes, desconfiados, molestos, inoperantes.

Y pobrecitos de aquellos empleados, incapaces de superar la situación, de progresar, de avanzar, de aprender, de mantener la iniciativa o, ya es mucho pedir, sentirse motivado

Trabajar en un ambiente de presión, negativo o incómodo puede ser susceptible de reversión. Las cosas pueden cambiarse, al fin y al cabo son cosas, no tienen por qué asumir ninguna culpa. Y mucho menos ninguna responsabilidad.

Sin embargo con las personas es diferente ¿Crees que pueden cambiar las personas? Yo lo pongo en duda. En mi opinión para que una persona asume la necesidad de un cambio deben plantearse estas situaciones:

  1. Reconocer que determinadas consecuencias negativas son fruto de su actitud.
  2. Reconocer que esa actitud no es buena.
  3. Reconocer que debe cambiarla.

Estas expectativas, para desgracia de muchos, no se dan en la mayoría de los casos. Tomar conciencia de error no es una actividad que case bien con la gestión de la autoridad.

En la mayoría de las situaciones de esta índole, el jefe pasa por estas etapas:

  1. Niega el problema.
  2. Asume el problema pero no la responsabilidad
  3. Admite el problema y que hará algo al respecto.
  4. Deja que el problema pase de largo.

Pero no es tanto la actitud del jefe ante la negación de responsabilidades como la actitud negativa que desprende, en algunos casos, hacia sus colaboradores y empleados.

Y el peligro de su actitud está en las consecuencias; pérdida de autoestima, de confianza y de motivación por el trabajo. Lo peor que te podría pasar.

A demasiadas personas he oído últimamente decir; “lo mejor que he hecho en los últimos años ha sido despedirme”. Y eso no puede ser bueno.

¿Qué podemos considerar como un jefe insoportable?

La antítesis de lo correcto, aquel que pone en liza lo peor de las habilidades personales y sociales, el antilíder:

  • Uso inadecuado de los canales de comunicación.
  •  Incumplidor de promesas.
  •  Ineficaz con los objetivos.
  • Desmotivador
  •  Incapaz de asumir sus responsabilidades

Y por encima de todo, alguien al que no podemos respetar como jefe porque nada aprendemos de él, tragedia extendida en innumerables pymes. Venga, no me digas que no conoces algún caso.

¿Y qué tiene esto que ver con la marca personal?

Muy sencillo. Las personas con miedos e inseguridades aceptarán su malogrado destino. Caminarán cabizbajos a cada reunión, aceptarán con dolor decisiones c carentes de sentido, cumplirán sin capacidad de duda las órdenes del insoportable jefe.

Pero aquellas personas con metas claras, donde los valores conforman una manera de ser, estar y hacer, seguras de su capacidad y realistas ante sus retos sabrán decir ¡basta!

Basta porque no quiero anclar mi vida a un barco que navega sin rumbo, ni seguir a un jefe que no se comporta como un líder. Basta porque esta situación puede provocar un irreparable daño emocional a mi carrera y a mi persona. Basta porque me aleja de mis objetivos y emborrona mis sueños hasta dejarlos invisibles.

Así, observaréis empresas llenas de cuerpos y ausentes de almas. Personas, empleados sin involucración alguna, sin implicación con la empresa, sin fe en su jefe. Navegantes a la deriva.

¿Es ésta tu realidad?

Si es así, prepara tu despedida. Acaba con la situación antes de que la situación acabe contigo. Programa y planifica el fin de esta impracticable relación. No te precipites, se prudente, pero empieza a diseñar un futuro más allá de este negro escenario.

Puede que estés tan disgustado que prefieras tomarte un año sabático, o cambiar de sector porque no quieres ni recordarlo. Puede que cambiando de departamento tus problemas tengan solución, aunque no es fácil. Hasta puede ser que no te queda más remedio que aguantar. Pero reconoce que estás tocado.

¿Hay solución?

La hay. Es la buena noticia del día. Tenemos que tomar conciencia de que hay muchas situaciones en que como dirigentes no somos capaces de asumir que nos podemos equivocar. Si no hay nadie a nuestro alrededor para que nos lo diga, esta actitud se puede enquistar, alejándonos cada vez más de la realidad. Comunicación es la clave.

Si somos las víctimas de la situación estaría bien, antes de tomar cualquier decisión, intentar comunicarnos y transmitir lo que sentimos. Se llama asertividad. Sus efectos sobre los que la practican son, por desgracia, mucho mejores que sobre aquellos que la escuchan. Pero hay que intentarlo.

Si somos los responsables, los insoportables, más vale que cuanto antes abramos los ojos, y orientemos las oídos, mejor. Feedback se llama y es fundamental para saber cómo van las cosas.

Ambos extremos necesitan de marca personal. Tenerla, fortalecerla, activarla y hacerla visible, edificarnos sobre ella nuestro valor y nuestra seguridad. Pero también precisa de escucha activa, capacidad de percepción y mucha autocrítica.

… Y al día siguiente, se despidió.

Este artículo, publicado ya hace tiempo, lo releo y toma especial relevancia ante la reciente publicación del libro SOS tengo Un Jefe Tóxico

Publicado por Pablo Adán en Soymimarca

Puedes compartir

No comments yet.

Deja una respuesta

UA-6441553-3