Sí, la marca personal es como la energía. La marca personal ni se crea ni se destruye, se transforma. Porque es algo que está ahí. La tienes, y la proyectas porque la dejas en los demás. Es la percepción que tendrán de ti, generadora de reputación.

El tema es extraer de ella lo más real, y lo que estratégicamente más nos conviene. De nuestra selección de valores, cualidades, aptitudes construimos un perfil adecuado.

Si ese perfil es coherente (coincide lo que transmito con lo que soy, luego se percibe unidad), entonces es generadora de confianza.

La marca personal no se crea, porque ya la tienes.

Está en ti. Lo que eres, lo que haces, lo que transmites.

La marca personal no se destruye.

No se destruye, porque no podemos desaparecer, ni ocultarnos. Transmites por el hecho de ser y de estar. Incluso cuando ya no estás, queda tu legado, tu impronta.

Podríamos borrar de un plumazo parte de nuestra historia, arrepentirnos, cambiar, pero es no es destruir.

La marca personal se transforma.

Se transforma, porque debes mejorar a través del personal branding. Buscar lo mejor de ti, lo que te hace especial, buscar la diferencia.

Esta diferencia no tiene porqué ser algo extraño, estrambótico. No se trata de vestir de amarillo, ni de llamar la atención por llamarla.

Crece, evoluciona, incluso cambia en la fijación de prioridades. Pero ya la tenías, era parte de ti.

Al fin y al cabo transformarla es parte de una estrategia personal, por qué no. Y se puede aplicar a la reorientación profesional, a tu plan de visibilidad y acción.

En todo caso,

[bctt tweet=»no dejes que otros hagan tu marca personal por ti,»]

aunque podemos ayudarte