Personalidad, verdad e incertidumbre.

posverdad

Personalidad, verdad e incertidumbre entran en bucle en el estado de confinamiento, y la libertad se diluye a la misma velocidad que entra el miedo. Es complicado, pero es lo que hay.

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El hombre que sabe

El ser humano ha ido diferenciándose de forma progresiva del resto de animales evolucionando en sus cualidades físicas, sin garras ni colmillos para luchar por la supervivencia, confiando en la capacidad en su intelecto (a través del lenguaje, la habilidad manual, el pensamiento, la voluntad) y la conciencia de su propia existencia.

Y consecuencia de nuestra capacidad de reflexión y la facultad de decisión aparece el libre albedrío: podemos decidir.

Parece un rollo, de hecho lo es, pero es un buen punto de partida para esta serie de reflexiones sobre las que estoy trabajando, con una alta dosis de curiosidad. El hombre, el sentido de la vida y las tonterías de la modernidad.

Dijo un tal Chardin solo el hombre sabe que sabe, solo él tiene la facultad de decidir por encima de sus instintos y formular juicios sobre la bondad o maldad de sus actos y decisiones. Pero la bondad y la maldad a veces están en una delgada frontera, sujeta por un lado a la moral tradicional, lo colectivo, y por otro a la propia conciencia, lo individual.

Y cuando nos encontramos en un estado como el de ahora, más confusa se vuelve esa frontera.

Séneca, un romano de Córdoba por cierto, dijo que la inteligencia es el único bien del hombre, pero también hizo énfasis en que puede utilizarla para su propia superación y grandeza o para su degradación. Ahí queda.

Personalidad e influencia

Nosotros, apoyados en nuestra capacidad de inteligencia y conciencia, a través de actos voluntarios, vamos desarrollando una personalidad independiente en nuestra forma de interpretar del mundo, y le damos forma través de nuestro propio carácter y el sentido personal de la justicia y de la ética.

Pero lo que en realidad ejerce un poder de influencia sobre nosotros en la familia y el grupo, la tribu en la que convivimos. Las costumbres del núcleo social en el que nacemos y crecemos, necesario para sobrevivir en nuestros primeros años de vida, aprenderemos a enfrentarnos con el más grande problema de la humanidad y motor de nuestra existencia: la escasez, la necesidad y también el deseo de poseer. Es lo que lo mueve todo.

La escasez, abierta ahora de cuajo, y el deseo de lo que ahora no puedes conseguir, provocan comportamientos, a veces imprevistos, que pueden alterar nuestra propia estructura moral, como el egoísmo, tan maldecido como genético, la maldad, innata según muchos filósofos y científicos, e incluso la pérdida de la dignidad. ¿Nos hemos de sentir mal por ello? Yo creo que, salvando algunas distancias, no tanto.

La verdad y la incertidumbre

Un razonamiento equilibrado sobre la realidad que nos rodea nos puede permitir seguir avanzando hacia un mundo cada vez más complejo, y mucho más ahora, más próximo al fin desconocido y la victoria de la duda sobre la verdad.

Esa verdad, que está bajo permanentemente bajo sospecha entre posverdades y mentiras, se hace cada vez más difícil de encontrar para poder sacar nuestras propias conclusiones.

Ante la duda sobre la verdad, creamos nuestras propias verdades, las amoldamos a nuestra forma de pensar, mediatizada por las ideologías y afinidades emocionales que perdonan lo imperdonable y evitan condenar lo condenable.

Y el hombre, en genérico, siente temor a la falta de libertad, a la pérdida del sustento, a desconocer el sentido de su vida, miedo al más allá… miedo ante el propio hombre.

Porque convivimos con el peor de todos los ingredientes del miedo: la incertidumbre. De cómo gestionarla en lo individual (nosotros) y lo colectivo (muy dependiente ahora de los gobernantes), dependerá mucho cómo podamos controlar esa incertidumbre o sucumbir a ella.

En esta era de pandemia y confinamiento nuestra capacidad de decisión y acción, y por tanto de nuestra libertad, está más que limitada, reducida. No podemos hacer mucho, más bien nada.

Por eso necesitamos confiar en los gestores de la incertidumbre, porque si no, estamos perdidos. ¿Confías tú? En esa respuesta está tu clave.

Sobrevivir en tiempos de incertidumbre dio inspiración es articulo, y al libro El Reto, estrategia personal para tiempos de incertidumbre.

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