Si hablas, te la juegas (La dignidad)

DIGNIDAD Y AUTOESTIMA.

La peor palabra no es la que uno dice, sino la que uno calla. Dignidad y autoestima palabras mayores.

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No seas espectador

Te señalarán si te quejas, te corregirán si hablas, te dirán que calles. No lo hagas.

No calles, no te escondas, no seas espectador. Colabora y empuja para que el mundo avance, progrese. Arriesga, sé consecuente, sé valiente. Si no hay riesgo no hay beneficio. Arriesga, tu vida es solo un momento que puedes convertir en eterno.

¿Eres de los que pactan con el silencio? Saldrás vivo, seguro, te beneficiarás del sacrifico de los demás, pero qué será de ti.

Los que se escondieron tras la barrera lucen ahora sus trajes nuevos. Nadie recuerda a aquellos que perdieron. Ser perdedor, ser ganador, no entiendo bien la diferencia.

Pero no todos son iguales. Menos mal. Yo sé de otros… Yo sé de personas auténticas y conscientes, que dieron lo que tenían, que dijeron lo que sabían, que defendieron lo que creían. Y viven, y lo siguen haciendo, y son orgullosos de ser así. Y yo lo estoy con ellos.

¿Y sabes qué? Nunca miran atrás, no se lamentan por los que les abandonaron. Solo miran hacia delante y nunca lloran. Sonríen al recordar los momentos vividos, los buenos y los malos, los que dejaron huella y los que pasaron de largo.

Son ellos, pocos, los auténticos, los grandes hombres que hicieron, que hacen y que harán este mundo mejor. Y aunque tal vez otros hayan disfrutado la conquista y recibido la medalla, creo que a ellos mucho no les importa.

Tanta autoestima ganada en los últimos años, tanta perdida en los últimos meses.

Maldita pandemia.

La dignidad tiene un precio

La autoestima, qué bonita palabra, tan solvente y tan delicada. La excesiva exigencia por un mismo, el sustento de tu dignidad. Seamos dignos, suena muy bien: dignidad, orgullo, coherencia, autenticidad… son aspectos de nuestra personalidad, rasgos de nuestra actitud cuando proyectamos nuestra identidad.

La dignidad es un valor inherente al ser humano como persona libre y racional dotada de libertad y con capacidad creadora. Son palabras mayores, hablamos de la máxima dimensión humana más allá de la espiritual.

Seguramente identidad y actitud son los dos polos que separan el ser individual del ser social. Está bastante claro; las personas pueden modelar y mejorar su vida tomando sus propias decisiones, así que la dignidad es una opción personal frente a los demás y frente a uno mismo. Y, como seres sociales que somos todos, tras la dignidad propia emerge la dignidad frente a los demás.

Pero no creo que haya porqué dar lecciones hacia los demás. Yo lo veo como algo muy personal. La dignidad propia es hacerse valer como persona, con responsabilidad, seriedad y respeto hacia sí mismo. Debe ser suficiente.

El que se merece respeto y estima en sí mismo dispone de dignidad, y eso hace que refuerce su personalidad. La dignidad es intangible, no se puede medir, pero tú sabes si eres digno frente a ti mismo.

Y a veces te planteas, ¿por qué he de respetar la dignidad de quien no respeta la mía?

Seguimos dándole vueltas a las buenas intenciones y los perdones. Son dos buenas razones, aunque no me convencen. Si no defiendo mi dignidad con uñas y dientes cualquiera se daría cuenta y la pisotearía, la gente es así.

Hay que hacerse respetar o tu dignidad no durará lo suficiente para mantener un tiempo la cabeza alta en esta jungla.

Es cuestión de orgullo.

De todo esto y mucho más en mis diálogos con el extraterrestre Krizn tras mi abducción al finalizar el tercer confinamiento.

Mis conversaciones con Krizn.

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